La intrusa
La intrusa
Desde hace una semana, algo espantoso está pasando en mi vida. Siento la amenaza de una mujer empeñada en hacerme desaparecer. No, no son manías persecutorias, les aseguro que estoy muy cuerda. Cuerda y aterrada.
Yo soy actriz, buena actriz, aunque no famosa, como muchos buenos actores. Y cumplo con el tópico de que los apocados nos desdoblamos cuando actuamos porque interpretar a otros nos libera de la timidez.
He estado trabajando durante muchos meses en una obra en la que mi personaje era una mujer diez años más joven que yo.
Es uno de esos papeles en los que puedes lucirte. Una mujer intrépida, sensual, descarada, todo lo contrario de lo que yo soy.
Pues bien, ahora viene lo raro: ese personaje se ha hecho de carne y hueso y es el que ahora me persigue.
Ya sé, ya sé que me tomarán por loca, por eso no llamo a la policía: no puedo arriesgarme a que me encierren. Si eso pasa, estoy perdida.
Vivo en una auténtica pesadilla. Es imposible razonar con ella, se ha instalado en mi casa sin que yo pueda evitarlo y encima se divierte gesticulando burlas hacia mí.
Pero no conforme con eso, me va comiendo terreno día a día. Me quita los posibles novios, seduce a mis amigos, asalta mi nevera, devora sin medida lo que más me gusta y me roba dinero para comprarse ropa interior atractiva.
«Prepárate», me dijo el otro día, «ya no hay vuelta atrás». Yo no sé muy bien lo que quiso decir, pero me sonó espeluznante, como una sentencia de la que, seguro, no voy a salir absuelta.
Hoy la he visto en el espejo imitando mis gestos y he tenido la completa seguridad de que va a suplantarme. Por eso escribo. Necesito ayuda urgente.
Si un día se cruzan con alguien que se parece a mí pero no soy yo, que dice mi nombre y actúa con cierta insolencia, segura de sí misma, con la sonrisa fácil y la carcajada contagiosa, felina como una pantera, tengan cuidado y no se molesten en llamar a la policía para buscarme porque ya será demasiado tarde.
Rosana Román
Relato del libro Archipiélago 2010
La Karcoma
Ediciones Oblicuas